Publicado en revista Parabrisas "Edición especial", N° 6 - 2001
Prueba Ford Escape 2.0
Americano
atrevido
Aunque sus prestaciones son limitadas para el off-road, este divertido SUV
"made in USA" es bueno en ruta y se muestra confortable en ciudad,
además de disponer de la mejor habitabilidad en su segmento.

El
segmento de los Sport Utility "lights" (sin chasis ni caja
reductora), ha duplicado sus ventas en los últimos cuatro años. Esta vez, el
turno es de
Ford, que lanzó el
Escape como un concepto global, ya que
se construye para todo el mundo desde una planta en
Kansas City,
Estados Unidos. Se trata de un vehículo totalmente nuevo, fruto de la colaboración
entre
Mazda y
Ford, y se basa en la plataforma del
Mazda 626; como
consecuencia, es el primer modelo
4x4
de
Ford con carrocería autoportante,
en nuestro país, el primero de su segmento en traer airbags laterales.


Muy sobrio, visto de costado es muy parecido
al tradicional Explorer, pero de
frente y de atrás luce mucho más moderno. Las llantas y los estribos le
sientan muy bien y le dan un toque más personal, aunque éstos últimos no
sirven a los fines prácticos: la altura del vehículo no los requiere y lo
único que hacen es juntar barro. El espacio trasero permite viajar con gran
confort a personas de más de 1,85 m de altura, el coiín es alto y el respaldo
se puede reclinar y el lugar
para las piernas es muy generoso.
La posición de manejo con volante y butaca regulables en altura permite
manejar con buen relax. La presentación del interior y la calidad de los
materiales siguen los cánones habituales de Ford: buenos encastres y destacable insonorización. Además, el
espacio de carga y los múltiples lugares para alojar objetos lo consagran como
el de mejor habitabilidad entre los de su clase.

En cuanto al motor, utiliza el conocido
Zetec de 2.0 litros 16 válvulas y 130
CV, el mismo que impulsa al
Focus.
De bajo nivel sonoro y vibraciones, despierta a partir de las 3.700 rpm y
empuja hasta las 6.500, momento en que se produce el corte de inyección de
combustible. Con unas relaciones de caja bastante largas, cuesta sobrepasar a
otros vehículos en ruta, debiendo recurrir a la tercera marcha para tal fin.


En pruebas de aceleración no desentona, de 0 a 100 necesita sólo de 12,5
segundos y su velocidad máxima -de casi 170 km/h- es más que suficiente para
su peso de 1.500 kg. En lo que se refiere al consumo, es bastante elevado si
se superan los 130 km/h. El tablero, de fondo blanco, es de lectura clara e
información precisa. Los comandos de luces, de limpiaparabrisas y de espejos
están bien ubicados. Sólo la disposición de las teclas levanta vidrios pueden
confundirse y bajar sin intención las ventanillas traseras. EI equipamiento es
otra de las virtudes del Escape, ya que es la única que ofrece 4 airbags de
serie y diferencial trasero bloqueable (un elemento útil cuando hay que encarar
terrenos un poco más difíciles).

Sin
dudas que el balance del
Escape
tiene un saldo favorable hacia el lado del pavimento. Su dinámica es muy
buena, ambos trenes independientes se comportan de maravillas. Pero a la hora
del off-road hay que tomar todas las precauciones que demanda un Sport Utility
"light": no es para exigirlo en trepadas, ya que no cuenta con caja
reductora o baja, ni tampoco en descensos abruptos. Con un poco de inercia
puede superar algunos huellones con barro, y con pericia sortear piedras.
Otra de las virtudes del Ford Escape es la
respuesta de la dirección, que transmite seguridad y soltura en todo momento.
Dobla con rapidez y precisión y en espacios muy reducidos, y sólo se limita
cuando se conecta el diferencial bloqueable en terrenos muy ásperos. Las
suspensiones copian de manera impecable y los frenos, con sistema ABS, tienen una eficacia notoria.
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