Publicado en Revista A Todo Motor - Octubre 2007
PruebaVolkswagen Bora 2.0 Tiptronic.
LUCES Y SOMBRAS
La segunda generación de este modelo, que ya tiene
personalidad propia, llega a la Argentina con la novedad de la caja automática
de seis marchas. Como su antecesor, añora cierto equipamiento que bien podría
tener, aunque no puede quejarse de sus remozadas líneas.
La oferta de productos que proporciona Volkswagen en la
Argentina s, sin dudas, la más amplia del mercado. Un cliente puede encontrar
entre sus filas desde un Gol, por mucho tiempo uno de los mas vendidos del
país, hasta un lujoso Passat, además de contar con productos de nicho como el
New Beatle.
Entre los medianos, Volkswagen cuenta con dos autos que se
complementan en pos de, en conjunto, dar pelea en el segmento más complicado y
competitivo. Nos estamos refiriendo al Vento y, sobre todo, al Bora, que es el
que nos ocupa en esta nota.
Este vehículo, aparecido por primera vez en 2001, es
importado desde México pero sin tributar arancel, por acuerdos entre los
países. Recordemos que los vehículos
"extrazona" deben ingresar en el país con un 35%de aumento en
su precio, que, de movida, es aplicado antes de que lleguen a los
concesionarios.
Este Bora debe lidiar con la dualidad de contener un diseño
más atractivo y moderno al tiempo que si equipamiento no es todo lo completo
que el original 2001. De todas formas, hay que ser justos en dejar en claro que
esto último no es algo que ocurre con esta versión en particular. Un comprador
del primero Bora no se encontraba con el mismo vehículo que uno de los últimos
de la primera generación.
Mas que un lavado de
cara
Tal como ocurrió con otros modelos de reciente llegada al
mercado argentino, como el Golf que viene desde Brasil, este Bora incorpora sus
propias modificaciones de apariencia. Si bien su figura tricuerpo luce muy
similar a la de su antecesor, se observan diferencias que lograron un
embellecimiento general del vehículo.
En la trompa, que hace recordar a la del anterior Passat, lo
primero que llama al ojo son las ópticas, ahora con luces bifocales. La
parrilla, s bien mantiene proporciones y forma, tiene ahora tres rayos. El
logotipo también conserva su disposición. Por su parte, las tomas de aire
externas del sector inferior al paragolpes, que ahora contienen los faros
antiniebla, tienen un diseño del tipo panal de abejas.
En la parte trasera, donde se mantiene la cola alta, el Bora
también presenta nuevas ópticas, de forma redonda, tal como Volkswagen está
incorporando a toda su gama. Por su concepción, también parecen invadir los
laterales, pero lo más notables es la forma en que han ganado en importancia
visual dentro de todo el conjunto.
El que si obtuvo una relevancia es el símbolo con las letras
"VW", que ahora también es adminiculo de la apertura del baúl. Una
vez destrabado mediante una tecla en el interior o el control remoto, el
usuario solo debe presionar suavemente en la parte superior del circulo para
que la tapa se eleve.
En el interior, el Bora también luce modernizado en parte.
Decimos esto porque el volante podría haber sido dotado de otro material. Sin
embargo, los detalles símil aluminio con que el tablero está adornado le
confieren buen gusto. Esta solución también está incorporada con el equipo de
audio y totalmente integrado en la consola central e imposible de que pueda ser
extraído por un fugaz ladrón.
Hagamos un párrafo aparte del sistema con reproductor de CD,
que tiene un buen sonido a través de ocho parlantes. Además de tener capacidad
de leer discos compactos con archivos mp3, el quipo de audio tiene dos
atractivas entradas en el mismo frente, bien a mano y no en n lugar de acceso
incomodo, como la guantera por ejemplo. Una de ellas es la auxiliar, donde se
puede conectar cualquier reproductor portátil. Pero la mas practica es el
puerto USB, que acepta cualquier "pen drive". El sistema del auto
viene preparado para administrar archivos allí cargados y los manipula muy eficientemente.
En el tablero, que al tacto es agradable, nos encontramos
con un fondo negro y números blancos,
sector que, de noche es iluminado, queda invadido por tonalidades azules y
rojas típicas de los Volkswagen. La pantalla de la computadora de a bordo está
entre las dos esferas del cuentavueltas y el indicador de velocidad.
Espacio restringido
Ingresar en este auto no supone una tarea complicada en las
plazas delanteras. EL conductor encuentra una buena posición de manejo
regulando el volante, en altura y profundidad, y la butaca. La visión también
queda asegurada en todas las direcciones, contando con la ventaja de que el
parante "A" para nada es ancho. Hacia atrás, los apoyacabezas no
obstruyen la mirada que quiera posarse en la luneta trasera, que incorpora una
tercera luz de stop, a través del espejo
retrovisor interno.
Los espejos exterior tiene regulación eléctrica, cuyo
comando esta en las puertas, lo mismo que las cuatro ventanillas y el practico
techo solar. El botón de apertura de la tapa de combustible está entre las
butacas delanteras (al lado de dos posavasos), y para acceder a él es necesario
tener el apoya brazos central levantado.

Quienes viajan en el sector trasero pueden disfrutar también
de una calefacción, de operación a botones , que funciona de manera intachable.
Los ocupantes encuentran rápidamente una temperatura confortable, tirando el
aire con buena presión.
Diseño aceptable.
La versión que probamos es la 2.0 nafta con caja Tiptronic,
cuya novedad es que sus engranajes son para seis marchas. El motor eroga
"apenas" 115 CV, pero eso se debe a su tecnología aun no renovada. El
auto se siente muy cómodo cuando el conductor pisa el acelerador en unas dos
terceras partes de su recorrido, realizando los cambios cuando le aguja llega a
las 5.400 vueltas. Al colocar la marchas inmediatamente superior, esta baja
hasta las 4.600 r-p-m y gradualmente empieza a trepar nuevamente. El hecho de que tenga una sexta marcha
asegura un viaje relajado en ruta y un ahorro de combustible. Circulando a
100km/h constante, el Bora realiza casi exactos 12 km/l, cifra que aumenta
9.52km/l a 130Km/h. EN sexta marcha, el Bora realiza 40km/h cada 1000 r.p.m,
cifra que disminuye a 30 en quinta y 22 en cuarta.
Para superar a un auto mas lento en la autopista, el motor
responde rápidamente al llamado del pie. Si está circulando en sexta, baja uno
o dos cambios para responder a la exigencia, y con eso le es suficiente. Sise
estaba transitando en quinta quizás se "apure" a coloras hasta tercero,
pero el régimen será tan alto que enseguida requerirá de la cuarta. Cuando la
caja Tiptronic es usada en modo secuencial y manual , el conductor deberá
colocas su comando hacia la derecha. Esto podría suponer una incomodidad a la
hora de realizar el paso de marchas para el usuario exigente. Es que, por como
la mano derecha toma la selectora, naturalmente la fuerza la realiza hacia el
interior de la palma. En este caso, deberá efectuar la presión hacia el
exterior. Cuando se coloca la Tiptronic en modo "Sport", la caja
realiza los cambios más vertiginosamente, aunque nunca como el conducir
idealmente desea. En ese caso, la manipulación manual es la mejor alternativa.
Los rebajes entran bien, aunque lógicamente, se corre el riesgo de que el auto
quede sometido al "tironeo" típico del frenado brusco, ya que el pie
derecho nada puede hacer para "emparejar" las vueltas del motor con
las de los engranajes. colocar una marcha inmediatamente inferior no sea
aceptado por la Tiptronic a menos que las revoluciones del motor estén por
debajo del orden de las dos mil.
Si bien la planta motriz es naftera, su par motor es digno
de un diesel, por lo menos en lo que a régimen de efectividad máxima refiere.
Los casi 17 Kgm son alcanzado a apenas 2.800 r.p.m.
En la ciudad el Bora se comporta de maravillas, soportando
estoicamente el eventual encuentro con un pozo. Esto lo atribuimos a una buena
configuración de suspensión, que también
permite que el auto transite firme en la ruta. Pero también tenemos que tener
en cuenta el alto perfil de sus neumáticos, cuyas medidas son 195/65 R15. El
radio de giro es aceptable para maniobrar en el transito urbano, lo mismo que
el grado de asistencia de la dirección.
En curvas de velocidad medias/altas vamos a notar que la
cola tiende a querer pasar a la trompa. Pero esa sobrevirancia aparece ante la
exigencia que el usuario normal no le imprimirá al vehículo. Igualmente, el
control de estabilidad , que viene como opcional en la versión de motor 1.8
turco comprimido seguramente le cae muy bien a este auto. Vale la aclaración
que el mas deportivo de la línea Bora incorpora de seria control
antideslizamiento y de bloque de diferencial.
EL Bora es capaz de alcanzar los 180 km/h de velocidad máxima,
a la que llega en 5ta marcha y a un régimen
de seis mil vueltas. Esto no significa otra cosa que la sexta no permite
que el auto supere esa velocidad, aunque si relaja su régimen para un andar más
descansado.

El habitáculo recién siente la entrada del sonido del aire
chocando contra la carrocería cuando el auto esta transitando a unos 130km/h.
Ese es un síntoma bastante normal, sobre todo teniendo en cuenta que es la máxima
permitida en los caminos de nuestro país.
Aspiracional
A un precio de 67.500 pesos, este Bora con caja Tiptronic de
seis marchas se ubica como para competir con dignidad contra el Toyota Corolla,
Ford Focus tricuerpo y Chevrolet Atra. La versión con transmisión manual es la
más barata del modelo ($61.750), y la gama queda completada con el 1.9 TDI de 100CV
y caja manual (72.130 pesos), y el 1.8 Turbo de 180 caballos, el manual cuesta
$71550 y el Tiptronic vale $84.450.
Si bien sufre y arrastra el equipamiento que le fueron
quitando en el pasado, esto no quita que su diseño sea agradable y que lo que
trae nuevo es realmente bueno. Destacamos el equipo de auto, que además de lo
ya expuesto trae una forma muy practica de sintonización manual mediante una
ruedita. Está bien, no trae comando
satelital del mismo, pero le confesamos que sentimos que ese es más bien un
síntoma de mal acostumbramiento de parte nuestra que una "necesidad
existencial" (aunque un Gol bien equipado lo triga). Asimismo, el
Climatronic proporciona un ambiente acogedor para los pasajero, aun en las
noches mas frías, estado en el que las luces iluminan correctamente el camino
al conductor.
